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1.- Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), juzgado
el mejor escultor barroco italiano, artista polifacético (también
fue genial arquitecto). Obras: David, Apolo y Dafne, El
éxtasis de Santa Teresa, hechas en mármol, con un naturalismo
prodigioso, llenas de movimiento, con amplios ropajes agitados, predominio
de líneas curvas y diagonales, en las que el artista capta la expresión
de los sentimientos. Autor también de retratos y fuentes (Los
Cuatro Rios en la Piazza Navona de Roma).
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2.- Gregorio Fernández (1576-1636),
el mejor imaginero de la escuela barroca castellana. Trabajó en
Valladolid. Influído por Berruguete y Juni (escultores del siglo
XVI), sus tallas policromadas se caracterizan por un realismo patético,
ya que muchas eran realizadas para las procesiones de Semana Santa- los
pasos-, y buscaban conmover y emocionar a los fieles. Buen conocedor
de la anatomía, prefiere composiciones teatrales, con líneas
diagonales y grandes paños quebrados, con ausencia de dorados.
Obras: Cristo yacente, la Piedad.
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3.- Juan Martínez Montañés
(1568-1649), imaginero andaluz, trabajó en Sevilla. Menos dramático
que Fernández, su estilo se caracteriza por su elegancia, delicadeza
y clasicismo. Obras: Cristo crucificado- donde hace un buen estudio
del desnudo anatómico-, Inmaculada, y retablos, como el
de San Isidoro del Campo.
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4.- Francisco Salzillo (1707-1783), escultor
barroco que trabajó en Murcia. Su obra se caracteriza por la elegancia,
el gran movimiento y la expresividad, como puede apreciarse en el paso
procesional de La oración del huerto. De origen napolitano,
introdujo en España el gusto por los Belenes, en los que
anticipó el gusto rococó.
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