Desarrollar el tratamiento del problema de qué es
el hombre en un autor de la Edad Contemporánea y enmarcarlo dentro del
pensamiento filosófico de dicho autor
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"Si en efecto la existencia precede a la esencia,
no se podrá jamás explicar por referencia a una naturaleza humana dada
y fija; dicho de otro modo, no hay determinismo, el hombre es libre, el
hombre es libertad. Si, por otra parte, Dios no existe, no encontramos
frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así,
no tenemos ni detrás ni delante de nosotros, en el dominio luminoso de
los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. Es
lo que expresaré diciendo que el hombre está condenaporque una vez arrojado
al mundo es responsable de todo lo que hace". Condenado,
porque no se ha creado a sí mismo, y, sin embargo, por otro lado, libre,
SARTRE, El existencialismo es un humanismo.
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AL RELACIONAR EL CONTENIDO DEL TEXTO CON EL TEMA, SE
PUEDE SERGUIR LA SIGUIENTE METODOLOGÍA: PRIMERO BUSCAR UN 'TITULO' CON
QUE RESUMIR EL TEXTO, Y DESPUÉS RELACIONAR ESA FRASE O TITULAR CON LAS
IDEAS DEL AUTOR, INTENTANDO NO REPETIR LO QUE YA SE HA CONTADO EN LA PREGUNTA
DEL TEMA, Y EVITANDO CITAR LO ESCRITO PREVIAMENTE.
AL RELACIONAR DOS AUTORES, SE SUELE HABLAR DE SUS IDEAS CON RESPECTO AL
TEMA DEL TEXTO, TRATANDO EN PRIMER LUGAR AL MÁS ANTIGUO. LUEGO SE PUEDE
ACABAR, A MODO DE RESUMEN, CONTRASTANDO LAS DIFERENCIAS Y SIMILITUDES
ENTRE AMBOS.
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Se podría afirmar que todo el pensamiento filosófico
desarrollado por Jean Paul Sartre, es en realidad una respuesta a la pregunta
que Kant formuló en su día sobre qué es el hombre, aunque en realidad
lo menos importante para Sartre sea precisamente saber qué somos, sino
cómo somos es decir, lo fundamental en el ser humano no es su esencia,
-lo que es-, sino su existencia, es decir
su libertad -lo que llegue a ser- según su famosa frase: El hombre
no nace, sino se hace.
La preocupación antropológica surge en él desde sus
primeros escritos de psicología fenomenológica como La imaginación
y La trascendencia del ego, del año 1936, hasta consolidarse en sus
obras más plenamente existencialistas como El Ser y la nada (1940),
en sus novelas y obras de teatro La Nausea, El muro, Las
manos sucias, etc., o en el ensayo El existencialismo es un humanismo
(1946), donde se observa claramente cómo el tema del hombre es el único
verdaderamente importante de su filosofía. Según Sartre, no existe una
naturaleza humana, ni siquiera una condición natural o estado natural
del hombre -como habían afirmado autores modernos e ilustrados, véase
Hobbes o Rousseau-. En el ser humano, la existencia precede y configura
la esencia.
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Existencia:: es la realización efectiva de la
esencia, que se produce con el nacimiento o aparición de un individuo,
que actualiza o realiza las cualidades esenciales. En Sartre la existencia
se refiere sólo al hombre, y se entiende como proyecto, la existencia
son las realizaciones de la libertad individual.
Esencia: conjunto de cualidades constituyentes
que definen a un objeto o a un ser de la naturaleza, y le hacen pertenecer
a una clase o conjunto. Por ejemplo la definición que dió Boecio de persona:
sustancia individual de naturaleza racional. La racionalidad es una cualidad
esencial que distingue a los seres humanos de otras sustancias.
Libertad: es la pura indeterminación, la capacidad
absoluta de decidir lo que se va a ser. La filosofía existencialista,
es una llamada a la libertad, a vivir la propia existencia, a tomar las
propias decisiones y responsabilidades.
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No hay una esencia o naturaleza común; el hombre no
es definible a priori, como habían señalado Aristóteles (animal racional),
o la filosofía cristiana, (cuerpo y alma espiritual); sólo
hay hombres concretos, existencias que se desarrollan entre el nacimiento
y la muerte:
"El hombre empieza por existir, se encuentra, surge
en el mundo y después se define". (El existencialismo es un humanismo).
El fundamento profundo de esta afirmación, que es la base de toda filosofía
existencialista, está precisamente en la afirmación de que Dios no existe;
al no haber sido creado el hombre, no hay ningún arquetipo o patrón, idea
o finalidad en su vida, no hay ninguna naturaleza o esencia. El hombre
es total indeterminación o libertad. Su
vida es más un proyecto futuro lleno de posibilidades que aún no son.
En realidad el hombre no-es, en un sentido fuerte, real y completo
de la palabra ser. Éste es el significado de la distinción sartriana
entre el en sí y el para
sí. El ser humano no es en sí, sino para sí, porque constantemente
se está proyectando y transformando, es dinamismo y acción; el único fin
de su existencia es hacerse a sí mismo. Y esta tremenda e ineludible responsabilidad,
le produce una tremenda angustia, ya que al ser absoluta su libertad,
no tiene ni justificación ni excusas; se va realizando en cada
uno de sus actos, está condenado a la libertad. El humanismo existencialista,
-afirma Sartre en El existencialismo es un humanismo-, "es humanista
porque no existe más legislador que el propio hombre y es en el desamparo
donde decidirá de sí mismo".
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En sí: lo que es, la esencia, la cosa en sí,
un ser del mundo. Este en sí, se opone al sujeto o conciencia, que es
el para sí.
Para sí: sujeto cognoscente, la conciencia. En
Sartre este concepto define al ser humano como existencia. El hombre no
es en sí, (ser); sino para sí (nada, conciencia). Ser para sí significa
que propiamente el hombre no es, es nada, sólo un proyecto.
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La angustia no es
en realidad un sentimiento, sino más bien un estado general del ser humano,
el hombre no tiene angustia, sino que es angustia, porque se ve forzado
a tomar decisiones sin tener ningún apoyo ni ser superior que le respalde;
por esta razón algunos hombres intentan escapar de su propia construcción,
de su propia libertad, huyen de sí mismos y de su propia existencia, llevan
una existencia inauténtica, se engañan buscando otro sentido a
sus vidas en la religión o en otros valores, o incluso justificándose
en sus propias pasiones. Esta conducta es para Sartre, una conducta de
huída y de engaño, que califica de mala fe.
La filosofía existencialista es una llamada a la existencia
auténtica que es la conciencia de la libertad, la vida no tiene
un sentido a priori, sino en la media que se va desarrollando y ejerciendo
la libertad, la vida sólo tiene sentido como compromiso y acción en el
mundo de las existencias de los otros, de la sociedad. Ésta es la buena
fe.
Y es aquí donde emerge la tragedia y amargura de la
existencia: Si por un lado la inexistencia de Dios nos convierte en dueños
de la libertad de actuación, por otro lado los individuos que nos rodean,
coartan nuestra libertad, son las otras libertades las que se oponen a
la mía. Este conflicto de libertades es lo que Sartre llama la dialéctica
de la cosificación*, que trata además de en El Ser y la nada y
La crítica de la razón dialéctica, en muchas de sus obras de teatro
como A puerta cerrada, El diablo y el buen Dios. Cosificar
es objetivar y esto es precisamente lo que me hace el otro al mirarme
o al someterme afectivamente, sentir la mirada del otro es experimentar
que dejo de ser dueño de la situación. El conflicto es la característica
de las relaciones humanas. Este conflicto con los demás es el precio de
la libertad y la aceptación de su lugar en el mundo.
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Angustia: no es un estado de ánimo negativo,
ni un sentimiento, sino la mejor definición de lo que es la vida humana,
angustia ante una libertad y responsabilidad absoluta, sin ningún apoyo
ni referencia. La angustia es el precio y la amargura de la libertad.
Mala fe: conducta de huída o escape de la libertad,
la persona de mala fe, lleva una existencia inauténtica. Está alienada.
Buena fe: conducta que acepta el sinsentido de
la existencia, y la responsabilidad de sus decisiones.
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