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DEBES ELEGIR UN AUTOR DE UNA ÉPOCA CONCRETA (QUE SE
OS DICE EN LA PREGUNTA), Y DESARROLLAR ÚNICAMENTE EL PROBLEMA FILOSÓFICO
QUE SE OS PIDE. NO TE VAYAS POR LAS RAMAS EXPLICANDO TODO SU PENSAMIENTO,
SINO SÓLO LA TEORÍA QUE SE OS PIDE.
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Thomas Hobbes (1588 - 1679) es uno de los más importantes
filósofos de la Edad Moderna. Se relacionó con los pensadores más avanzados
de su época, Galileo, Gassendi y Descartes, cuyas Meditaciones Metafísicas
criticó. Es el primer pensador de la modernidad que, partiendo de un análisis
psicológico y antropológico, intenta fundar la necesidad del Estado civil.
Éste es el tema de su obra política más conocida Leviatán, que
es a la vez un compendio de todo su pensamiento filosófico. La observación
de la conducta humana, le hace afirmar que el ser humano es un animal
esencialmente egoísta y la fórmula elemental del egoísmo es la supervivencia;
motivo por el cual acepta la institución de Estado a partir de un "contrato
social", única posibilidad de superar su condición natural en la que
"el hombre es un lobo para el hombre". En un sentido utilitario,
es preferible pactar y vivir en paz disfrutando de un bienestar, que estar
constantemente viviendo en una inseguridad constante.
La obra está dividida en cuatro partes. La primera,
describe la condición natural del hombre anterior a la organización social.
Desde los primeros capítulos dedicados al conocimiento, la psicología
y la conducta humana, podemos observar que Hobbes rechaza cualquier concepto
abstracto y apriorístico de naturaleza humana o naturaleza social, según
lo había planteado Aristóteles y la filosofía cristiana escolástica. Su
estudio se basa en la observación de los hechos, ya que según su punto
de vista, la ciencia y la filosofía son la misma cosa, y ambas deben partir
de la experiencia.
La conducta humana tiende a la acción motivada por
el afán de supervivencia o de deleite, la razón actúa como instrumento
para la consecución de sus instintos o deseos; sólo desarrolla su racionalidad
para evitar la inseguridad o la muerte violenta; es una razón práctica,
instrumental.
El capítulo XIII de esta primera parte es donde se
contienen la esencia de la concepción hobbesiana de la naturaleza humana,
que el prefiere llamar condición natural para evitar cualquier presupuesto
metafísico anterior al pacto o contrato social generador del estado
civil (condición, a la que Locke, Espinosa y Rousseau llamaron estado
de naturaleza).
Los seres humanos, afirma, son naturalmente iguales
y esta igualdad natural les lleva a competir para satisfacer su deseo
de posesión, hecho que produce una situación permanente de guerra de
todos contra todos.
Hobbes especifica aún más los motivos de riña en la
naturaleza humana, agrupándolos en tres: la competición, la inseguridad
y la gloria o reputación.
El primer grupo usa de la violencia para hacerse dueño
de las personas, esposas, hijos, ganados o bien incluso de otros hombres;
el segundo grupo la utiliza para defender sus posesiones; el tercer grupo
es violento a veces por insignificancias como una palabra, una sonrisa,
una opinión distinta; hoy en día diríamos que por ser famoso, porque se
hable de su vida, o se le tome en consideración, ya sea directamente en
su persona, o en su familia, o en su profesión.
Ésta es finalmente la situación del hombre según
su condición natural, el enfrentamiento constante, en palabras de Hobbes
"aquella condición que se llama guerra, y una guerra como de todo hombre
contra todo hombre".
La naturaleza de esta guerra de unos contra otros,
no está en la lucha en sí misma, sino en la actitud y el sentimiento que
cada individuo tiene de sus semejantes, es una hostilidad y disposición
constante a la guerra, "todo hombre es enemigo de todo hombre".
Y esto es así porque la única seguridad y sentimiento de supervivencia
que puede poseer, es precisamente el que le viene de su propia fuerza
e ingenio. En este tiempo de guerra es prácticamente imposible el cultivo
de la tierra, la industria, el uso de bienes que se comercian por mar
o tierra, tampoco pueden fabricarse casas o edificios confortables, ni
obras científicas ni artísticas, y lo peor de todo es la inseguridad y
la angustia y el miedo continuo a una "muerte violenta". Esta vida
natural es para el ser humano, contrariamente a lo que pensaban los antiguos,
una "vida solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta".
Curiosamente Hobbes no valora negativamente los deseos
y pasiones que llevan a la guerra constante, ya que en sí mismas no son
malas o pecaminosas, ni tampoco las acciones que proceden de ellas. Es
la espontaneidad natural, el principio del placer. Sólo se pueden valorar
moralmente en la medida que se enuncian las leyes que prohíben las acciones
violentas, y establecen lo que es justo o injusto.
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Ante la posible crítica de que ni en su época ni en
la actualidad podamos observar esa condición natural, porque vivimos una
vida regulada por leyes y por un estado, Hobbes responde con ejemplos
tomados de los indios americanos, e incluso afirma que en todo tiempo
los reyes y personas de autoridad soberana, están en continuo celo y en
estado y postura de gladiadores, con las armas apuntando y los ojos fijos
en los demás, con un ejército fuerte y vigilando a sus vecinos, lo que
es una postura de guerra".
Esta situación le plantea al ser humano la necesidad
de un convenio o acuerdo social para salir de la penosa condición en la
que se encuentra debido a su propia naturaleza; la meta que busca con
ese acuerdo es la consecución de la paz, único ambiente en el que
puede llevar una existencia tranquila y desarrollar sus capacidades. Esta
inclinación a la paz social, origen de la institución estatal es producto
en parte de las pasiones y en parte de la razón. Las pasiones que
le inclinan a la paz son fundamentalmente, "el temor a la muerte, el
deseo de aquellas cosas que son necesarias para una vida confortable y
la esperanza de obtenerlas por su industria".
La razón es la encargada de elaborar las leyes
de la naturaleza, sobre las que se eleva la institución estatal.
Hobbes defiende la ley natural, no como una
participación divina en el hombre, según defendían los escolásticos jesuitas
de su época, sino como leyes de la naturaleza, que regulan mecánicamente
las pasiones humanas, de la misma manera que las leyes de la física regulan
los fenómenos naturales.
Hobbes llegó a enumerar diecinueve de dichas leyes,
pero da especial relevancia a tres en la segunda parte del Leviatán:
1. La primera ley de naturaleza es la búsqueda y seguimiento
de la paz mientras pueda obtenerse: "Y es por consiguiente un precepto,
por regla general de la razón, que todo hombre debiera esforzarse por
la paz, en la medida en que espera obtenerla, y que cuando no pueda, pueda
entonces buscar y usar toda la ayuda y ventajas de la guerra, de cuya
regla la primera rama contiene la primera y fundamental ley de naturaleza,
que es buscar la paz, y seguirla, la segunda, la suma del derecho natural,
que es defendernos por todos los medios que podamos" (Leviatán,
cap.XIV).
2. La segunda ley de naturaleza es la capacidad de
renunciar a sus propios derechos, sólo así se hace posible establecer
un contrato con otros seres humanos: "De la primera ley por la que
se ordena a los hombres que se esfuercen por la paz, se deriva la segunda:
que un hombre esté dispuesto, cuando otros también lo están, a renunciar
a su derecho a toda cosa en pro de la paz y defensa propia que considere
necesaria, y se contente con tanta libertad contra otros hombres como
consentiría a otros hombres contra sí mismo"(Leviatán, cp. XV).
3. La tercera ley de la naturaleza es el cumplimiento
de los pactos y la aceptación de las consecuencias que de ellos se derivan:
"De la segunda ley se sigue una tercera, que es ésta: que los hombres
cumplan los pactos que han celebrado sin lo cual éstos son en vano, y
nada sino palabras huecas".
Estas leyes naturales favorables a la conservación
de los seres humanos, sólo pueden ser efectivas a través del contrato
social en el que intentan hacer prevalecer la razón y el deseo de paz,
renunciando a parte de su libertad individual a favor de una institución
política común (individuo particular o asamblea), que delega su poder
de decisión y ejecución en un soberano. Por tanto, el contrato, la creación
de la sociedad civil y del soberano son simultáneas, ya que no sería posible
el pacto sin un poder fuerte que lo respalde.
El Estado o República, es para Hobbes una res pública,
un poder organizado de forma común que se funda a partir de la "suma
de las voluntades individuales libres que deciden actuar para adquirir
ventajas comunes".
La soberanía popular que proviene del contrato es
inalienable por lo que, una vez concedida, no se puede cambiar ni repudiar
la autoridad, el soberano detenta un poder absoluto. Las libertades individuales
quedan restringidas en función de la libertad de la comunidad; sólo el
individuo puede resistirse al soberano en caso de muerte, prisión o cuando
renuncie a su soberanía. Incluso el poder eclesiástico queda subordinado
al del estado.
Esta teoría de Hobbes supone un ataque al origen divino
de la autoridad política, y, aunque legitima un estado con un fuerte poder
del soberano, pone las bases de la actual Democracia occidental.
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