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TIENES ALGUNAS PAUTAS PARA EL ANÁLISIS: TIENES QUE SEGUIR LAS SIGUIENTES
FASES:
1. CLASIFICACIÓN:
· TIPO DE TEXTO: HAS DE ACLARAR QUÉ CLASE DE DOCUMENTO ES,
EXPLICANDO TIPO DE FUENTE (PRIMARIA - COETÁNEA A LOS HECHOS QUE
NARRA- O SECUNDARIA); SEGÚN SU CONTENIDO LOS TEXTOS PUEDEN SER
POLÍTICOS (DISCURSOS, TRATADOS,MANIFIESTOS, INFORMES,ETC); CIRCUNSTANCIALES
(SE REFIEREN A HECHOS, ACONTECIMIENTOS, SITUACIONES CONCRETAS..); LITERARIOS
(MEMORIAS, ARTÍCULOS, CARTAS,ENSAYOS,ETC); ETC.
· LUGAR Y FECHA. CONVIENE HACER UNA BREVE REFERENCIA A LO QUE LA
FECHA SIGNIFICA.
· AUTOR: PUEDE SER INDIVIDUAL O COLECTIVO. SI ES PROTAGONISTA O
TESTIGO DEL HECHO. AÑADE ALGÚN DATO DE SU BIOGRAFÍA
QUE ESTÉ EN RELACIÓN CON EL TEXTO A COMENTAR.
· DESTINATARIO: PUEDE SER PÚBLICO O PRIVADO, PERSONAL U
OFICIAL, CONFIDENCIAL O DE DIFUSIÓN GENERAL.
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1.
Clasifique el texto, explicando: tipo de texto, circunstancias concretas
en las que fue escrito, destino y propósitos por los que se escribió.
El texto es un fragmento del Manifiesto que la reina
gobernadora Mª Cristina de Borbón, viuda
de Fernando VII, dio a conocer al pueblo español al iniciar su Regencia
(1833- 1840) durante la minoría de edad de su hija Isabel
II. Se trata de una fuente primaria, un documento histórico
-circunstancial de carácter político y público,
al estar destinado a la difusión general, elaborado con el propósito de
mostrar los principios que van a regir el gobierno de la Regencia. Viene
dado desde el palacio real en Madrid, que era la capital del reino y
fechado el 4 de octubre de 1833, pocos días después del
fallecimiento del rey Fernando VII, el 29 de septiembre de 1833.
El documento lleva la firma de la Reina Gobernadora, Mª Cristina
de Borbón (1806- 1878), aunque fue redactado por el ministro Cea
Bermúdez (1772-1850), el verdadero autor del
escrito. Mª Cristina de Nápoles era sobrina y cuarta
esposa de Fernando VII, con quién casó en 1829 y tuvo dos
hijas: Isabel y Luisa Fernanda. En la Década Absolutista (1823-1833), último
periodo del reinado de Fernando VII, en que fue repuesto como monarca
absoluto por las potencias de la Santa Alianza tras el Trienio Liberal (1820-23),
Cea Bermúdez fue en dos ocasiones presidente del Consejo de Ministros.
En la Década Absolutista se produjo la quiebra
de la monarquía
absoluta y el inicio de la transición al régimen
liberal. La sociedad española estaba profundamente dividida
entre los partidarios de mantener el Antiguo Régimen y la oposición
liberal exiliada. La profunda crisis económica que sufría
el país, agravada por la pérdida de las colonias americanas
en 1824, forzó a Fernando VII a aceptar el reformismo moderado
que le proponían algunos ministros, como Cea Bermúdez.
Pero las reformas eran mal vistas por los apostólicos- realistas
puros o ultras – que se agrupaban en torno a D. Carlos Mª Isidro,
hermano del rey y probable sucesor hasta 1830, en que nació la
heredera, Isabel y se originó una grave cuestión
sucesoria. Apoyados por la Iglesia, la Corte y los voluntarios
realistas,
los ultras habían protagonizado frecuentes sublevaciones, como
la de los Malcontents o agraviados en Cataluña (1827)
en la que el propio Fernando VII tuvo que viajar a Cataluña para
pacificarla.
Por tanto la situación era muy compleja y se perfilaban cuatro
posturas políticas:
- Los realistas puros o ultras, que defendían
el absolutismo sin reformas.
- Los absolutistas moderados, partidarios de reformas
desde el poder que hiciesen posible la supervivencia del régimen
absolutista, en la línea del Despotismo Ilustrado.
- Los liberales moderados (antiguos doceañistas),
cuya postura posibilista les llevaba a pactar con el rey y la nobleza
para hacer reformas, intentado una transición pactada.
- Los liberales exaltados, que deseaban la ruptura con
el absolutismo e instaurar un régimen constitucional; seguían
intentando pronunciamientos fracasados.
En este contexto, el gobierno de Cea Bermúdez, un absolutista
moderado partidario de realizar reformas administrativas pero no políticas,
apoyado por Mª Cristina que había asumido las funciones de
Regente en 1832, durante una grave enfermedad del monarca, tomó algunas
medidas contra los realistas puros, convencido de que representaban el
auténtico peligro: suprimió los voluntarios realistas,
depuró el ejército de ultras y decretó una amnistía que
permitió el regreso de los exiliados. Así quería
atraerse el apoyo de los liberales moderados para que Isabel fuera reconocida
heredera frente al infante don Carlos, líder del extremismo absolutista
ahora llamado “carlista”.
En 1833 murió Fernando VII, que en su testamento había declarado
heredera a Isabel, y Mª Cristina fue nombrada Regente por ser su hija menor
de edad, D. Carlos no lo aceptó y se proclamó rey, iniciando una guerra
civil: la primera guerra carlista. La reina María Cristina confirmó en
el cargo a Cea Bermúdez que se hizo cargo del primer gobierno de la Regencia,
periodo en que redactó este Manifiesto. |
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Partidas
realistas de voluntarios absolutistas, con apoyo de la Iglesia, que
surgieron en Cataluña, Navarra, Galicia durante el Trienio Liberal
y que en 1823 llegaron a formar una regencia absolutista en la Seo
de Urgel.
Pronunciamientos como el de Torrijos en 1831. |
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2. ANÁLISIS:
· BREVE RESUMEN DEL CONTENIDO DEL TEXTO, FIJÁNDOTE
EN LA ESTUCTURA DEL MISMO PARA EXPONER LA IDEA FUNDAMENTAL Y LAS IDEAS
SECUNDARIAS, JERARQUIZADAS DE ACUERDO CON SU IMPORTANCIA.
· EXPLICACIÓN DE LOS TÉRMINOS HISTÓRICOS CONTENIDOS
EN EL TEXTO (HECHOS, PERSONAJES, LUGARES, INSTITUCIONES...)
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2.
Indique y explique la idea fundamental y las ideas secundarias.
Con el propósito de “disipar la incertidumbre” ante
el nuevo reinado, el Manifiesto redactado por Cea y firmado por la Reina
Gobernadora, declaraba los principios que había de seguir el gobierno
de la Regencia: el absolutismo moderado con reformas administrativas,
la misma política de los últimos años del reinado
de Fernando VII. Es decir, el “reformismo desde arriba”.
Esta idea principal aparecía en el tercer párrafo “Yo
mantendré religiosamente la forma y las leyes fundamentales de
la Monarquía”- la monarquía absoluta - pero
realizando “reformas administrativas, únicas que producen
inmediatamente la prosperidad y la dicha”, como se decía
en el párrafo cuarto.
En la primera línea la regente hacía referencia a la reciente
muerte de Fernando VII. Explicaba que había sido encargada del
gobierno “por la última voluntad del Rey” debido
a la minoría de edad de la reina Isabel.
En el segundo párrafo decía que “La Religión
y la Monarquía serán respetadas, protegidas, mantenidas por mí en
todo su vigor y pureza”, es decir, la alianza Trono-Altar típica
del Antiguo Régimen, absolutismo puro. Quería así tranquilizar
a los realistas para que no se pasaran a la causa carlista, temerosos de las “innovaciones
peligrosas” en una clara referencia a los cambios revolucionarios
llevados a cabo durante el Trienio Liberal (1820-23), iniciado
tras el pronunciamiento de Riego, en el que el rey Fernando VII se vio
obligado a jurar la Constitución de 1812 y los liberales continuaron las reformas
emprendidas por las Cortes de Cádiz para liquidar la sociedad del Antiguo
Régimen. El periodo acabó con la intervención de
los Cien Mil Hijos de San Luis, volviendo al absolutismo reformador de la Década
Absolutista, puesto que resultó imposible una restauración total.
Por eso Mª Cristina señalaba que “la mejor forma
de gobierno para un país es aquella a la que está acostumbrado” – el
absolutismo – pero también su intención de continuar
las reformas administrativas, especificando algunas como la disminución
de las cargas, la mejora de la justicia y el fomento de la riqueza. Con
estas reformas manifestaba también el deseo de ganarse a los liberales
moderados para la causa isabelina. Mª Cristina era absolutista pero
la postura de los carlistas no le dejaba otra opción si quería
mantener a su hija en el trono. También tranquilizaba a las potencias
europeas – Inglaterra y Francia especialmente - en el quinto párrafo
al decir que respetará “los pactos contraídos
con otros Estados “.
Por último, lanzaba un mensaje de concordia
a los carlistas – “si
los españoles unidos” - que no prosperó.
En resumen, el Manifiesto anunciaba la política
inmovilista de
Cea Bermúdez que esperaba de esta forma pactar con los apostólicos – algo
sin sentido una vez iniciada la insurrección carlista – a la vez
que lanzaba guiños a los liberales moderados, defraudados en sus expectativas
de introducir reformas políticas que eran muy necesarias dada la penuria
económica y la situación de guerra civil. De ahí el fracaso
de esta política. |
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