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Velázquez y Zurbarán

Velázquez y Zurbarán

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PALABRAS CLAVE
Velázquez, Zurbarán, arte, pintura, luz, color, tenebrismo
  1. Lee detenidamente el texto y responde a las cuestiones más abajo indicadas.

    " En la pintura de Velázquez, la unidad pictórica quedaba establecida no sólo a través de factores como el aire y la atmósfera, sino en gran medida, a través de un nuevo sistema de relaciones cromáticas. Velázquez registraba sensiblemente las numerosas mutaciones de color obtenidas a través de la luz refleja, en un armonioso sistema de tonos relacionados entre sí, a menudo poniendo el énfasis en las tonalidades neutras, grisáceas. En el polo opuesto, Zurbarán, como los artistas medievales, usaba sus tintas con preferencia en plena intensidad, sin gradaciones. A simple vista, sus colores, en vez de ser armoniosos, son a menudos sorprendentemente disonantes, una cualidad estimulante para ojos modernos. Este originalísimo uso del color en el decenio 1630-40 actuaba, hasta cierto punto, contra el canon barroco de unidad e integración. Así pues, el artista fue modificándolo gradualmente, y a partir de 1650, alcanzó una sutil mezcla de matices".
    (Martín S. Soria, The paintings of Zurbarán, Roma, 1953).

    a) Resume las ideas fundamentales expuestas en el texto y comenta la importancia del color y de la luz en el barroco.
    b) Comenta la obra pictórica de Velázquez.
    c) Analiza la obra pictórica de Zurbarán con breve referencia a otros pintores de la escuela barroca andaluza.

a) Resumen de las ideas fundamentales:


Se trata de un texto historiográfico en que el autor, Martín S. Soria establece una comparación respecto al uso del color por dos grandes pintores barrocos españoles, Velázquez y Zurbarán. Una de las características de la pintura barroca era el predominio de la luz y del color sobre el dibujo, aplicado con pinceladas sueltas y deshechas. Siendo los dos pintores grandes coloristas, lo emplean de manera diferente:

- Velázquez, además de conseguir pleno dominio de la perspectiva aérea, manejaba una gama extraordinaria de matices y gradaciones de color, buscando la armonía cromática. Su pintura se ajustaba a los presupuestos formales barrocos sobre el color, que debía dar unidad al cuadro con el predominio de una tonalidad. Era pues más "moderno" que Zurbarán y su técnica, de pinceladas sueltas y espontáneas, era mejor.

- Zurbarán, utiliza colores fuertemente contrastados, sin gradaciones, lo que era un rasgo tradicional, aún medievalista. Menos dotado que Velázquez, su factura era apretada (si bien fue evolucionando desde 1640 hacia una mayor sutileza). Curiosamente, hoy encontramos más "moderna" la pintura de Zurbarán porque los postimpresionistas (como Van Gogh y Gauguin) y las vanguardias pictóricas del siglo XX han utilizado el color de la misma manera, en grandes planos contrastados.

 

 

 


Velázquez

 


Zurbarán

 

b) Comenta la obra pictórica de Velázquez:


Diego Velázquez (1599-1660) es uno de los grandes genios de la pintura universal. Nace en Sevilla y se forma en el taller de Pacheco. Sus primeras obras son bodegones con figuras tenebristas (Vieja friendo huevos, El aguador), de gran realismo, en tonos oscuros y pincelada gruesa. En 1623 marcha a Madrid para trabajar como pintor de cámara de Felipe IV, llegando a ser aposentador de palacio. Va a pintar muchos retratos del rey y familia, muy sencillos y elegantes, captando su psicología y un cuadro mitológico (Los borrachos).

De 1629 a 1631 viaja por Italia, completando su formación en Venecia, Roma y Nápoles. Allí pinta La fragua de Vulcano, de tema mitológico, donde muestra su dominio de la anatomía y la riqueza de su paleta, ya más clara y suelta. De vuelta en España pinta retratos (Felipe IV, Conde-Duque de Olivares, Príncipe Baltasar Carlos), a caballo o de caza, bufones (Niño de Vallecas), un cuadro histórico (La rendición de Breda) y un Cristo crucificado. En todos ellos muestra su dominio de la perpectiva aérea, de la composición, y su brillante y luminoso colorido, aplicado con una pincelada suelta y vaporosa, sin dibujo previo.

Hace un segundo viaje a Italia, de 1648 a 1651, en que pinta dos paisajes de Villa Médicis, el retrato de Inocencio X y La Venus del Espejo. A su vuelta realiza sus obras maestras, de incomparable calidad en el dominio de la perspectiva aérea, el color y la luz: Las Hilanderas, fábula mitológica escondida en una escena de taller, y Las Meninas, retrato colectivo de la familia de Felipe IV, obra muy compleja por su composición y simbolismo, en la que capta el aire y se autorretrata en su taller. Asi reivindica la pintura como una actividad intelectual.

Pacheco fue un pintor y tratadista sevillano que en su taller reunía a literatos y artistas en una tertulia. Fue el suegro de Velázquez.

 

c) Analiza la obra pictórica de Zurbarán con breve referencia a otros pintores de la escuela barroca andaluza:

Francisco de Zurbarán (1598-1664) fue un extremeño que trabaja en Sevilla. Pinta grandes ciclos de temas religiosos para los conventos con un estilo tenebrista, en que la luz resalta el efecto casi tridimensional de sus figuras, de perfiles remarcados por un dibujo firme. Sus composiciones son estáticas, simples, pero su colorido es muy rico (especialmente los blancos de los hábitos). Funde con gran sencillez lo natural y lo sobrenatural (San Hugo en el refectorio). Pinta también bodegones ascéticos, casi místicos y retratos a lo divino (santas representadas como damas de la época).

En 1634 marcha a trabajar a la Corte madrileña para el Salón de Reinos del Buen Retiro pero no consigue triunfar y regresa de nuevo a Sevilla.

Alonso Cano (1601-1667): granadino, fue condiscípulo de Velázquez en el taller de Pacheco. Excelente dibujante, su estilo se caracteriza por la serenidad, elegancia y clasicismo, evolucionando desde un inicial tenebrismo hacia composiciones más claras. Fue también un maravilloso escultor.

Obras: San Isidro y el milagro del pozo, Inmaculadas.

Juan Valdés Leal (1622-1690), buen colorista, gusta de composiciones muy dramáticas, macabras con intención moralizante (In ictu oculi y Finis gloriae mundi, para el hospital de la Caridad de Sevilla).

Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682), sevillano, tras unos primeros lienzos tenebristas, su estilo se ilumina y su paleta se enriquece, con una factura suelta y vaporosa, por influencia de Rubens. Tiene enorme éxito con sus pinturas religiosas dulces y graciosas (Inmaculadas, Niños de la Concha) y sus pícaros niños.

 

 

 

 

 


San Juan el evangelista

 


Niños de la concha

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